¿Todos Corruptos?
Hoy en día, más del 86% de ”los españoles admiten no confiar en el
gobierno español. Para ellos, la corrupción política es el segundo mayor
problema del país, después de la crisis.
Efectivamente, el coste de la corrupción en España se estima en más de
45 000 millones de euros por año. Para dar un punto comparativo, el presupuesto
anual de Cataluña sólo es de 29 000 millones. Esta corrupción es pues, uno de
los argumentos del independentismo Catalán.
Hoy en día, el pueblo español se siente indignado por los enormes
escándalos de corrupción presentes tanto en la clase política (ya sea de
derechas, de izquierdas, o en el «partido Catalán»), como en la Familia Real
española, con el caso de Iñaki
Urdargarin, yerno del rey Juan Carlos. Y
el 43% de los españoles considera que existen pocos medios para resolver este problema.
Lo anterior es afirmado por Mariano Rajoy en su plan nacional de lucha contra el fraude
fiscal. Sin embargo, parece ser que el último tesorero del Partido Popular,
Luis Bárcenas, habría distribuido dinero en efectivo a los diferentes líderes
del partido, sin justificación legal. Y, que entre los que se beneficiaron de
ello estaría justamente Mariano Rajoy, con más de 25.000 euros provenientes de
las empresas privadas del sector inmobiliario, entre 1997 y 2008.
La corrupción es omnipresente, incluso entre los jueces, policías
etc…, de modo que el sentimiento de desconfianza de los ciudadanos para con todas
las Instituciones españolas sigue creciendo.
Así, España registra su peor récord histórico en cuanto a la imagen
que tienen los españoles de la corrupción, y
ocupa el puesto 17 de los 28 países con que cuenta la Eurozona.
Podemos así preguntarnos, ¿se puede hablar de honestidad en política?
La honestidad siempre es
relativa, y cambia en función del contexto y de las expectativas de unos y
otros. No debemos olvidar que muchos politicos corruptos fueron elegidos por
ser muy eficaces en su circunscripción.
Es necesario entender también que, para los españoles, hay muchos
criterios que se deben tener en consideración a la hora de dar su confianza a
un candidato. Así tenemos que para el 35%, lo más importante está en el hecho
de ser sincero. Luego, tenemos a un 19% que juzga prioritario estar a la altura
de sus funciones. Después, vienen otras consideraciones, como ser capaz de
cumplir sus promesas (14%), conocer bien los expedientes (12%), y estar cerca
de los ciudadanos (8%).
Para terminar, cabe notar la importancia que tienen estos criterios
para los ciudadanos según su categoría social. Así, el 21% de los obreros
estiman que la dimensión social de la confianza es fundamental, frente a un 8%
de los ejecutivos. En cambio, el hecho de ser competente registra un 52% entre
los ejecutivos y sólo un 24% entre los obreros.
Según Luis
Bouza García, coordinador Académico de los Estudios Europeos, estos movimientos
de indignación no sólo expresan una desconfianza para con el gobierno, lo que
puede ocasionar un riesgo para la democracia, sino que pueden llevar también a
una auto organización de los ciudadanos, y representar así un real potencial
democrático.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire